NO TE RINDAS
Si me pierdo en el camino, espero que me busques.
La soledad no es buena compañía cuando tienes un corazón que late en la
distancia. Espero que partas enseguida, que dejes el puchero ardiendo
en la cocina, y que cojas tus botas de acampada. El camino puede ser
largo, incluso triste, pero sabes que mi corazón merece que lo
encuentres. Abrígate bien, seguro que hace frío cuando la noche llegue
de improviso. No quiero que te resfríes mientras persigues la estela que
dejaron mis ojos cuando miro el camino recorrido. No me importa el
tiempo que inviertas, solo quiero estar contigo, y ahora camino solo,
dibujando pasos que no hacen un camino, porque para caminar necesito
estar contigo. No olvides ponerte ese gorrito que te hacía una cara
divertida, cuando te vea quiero que lo lleves puesto, sin él, tal vez,
tu sonrisa no sea la misma. Estoy cansado, no me pesa tu recuerdo, pero
si tu ausencia prolongada. Llevo pedacitos de tu amor en mi mochila,
esquirlas de besos que se funden en mis labios y calman la sed de tus
abrazos, pero quiero, necesito que me encuentres, por favor, nunca dejes
de buscarme. Corre, que tu aliento se funda con la premura del momento y
en la distancia mi figura se haga ascuas y deseo. No olvides la
bufanda, caminar sola da mucho frío. Te lo dice alguien que siente el
hielo romperse a pedazos en su alma, que siente como la nostalgia se
hiela entre las manos. Si me encuentras, no me digas nada, solo abrázame
con fuerza ; disfruta el momento, no son necesarias palabras cuando el
silencio no se calla. Date prisa, por favor, necesito que me encuentres.
Deja las dudas acostadas en la cama; vuela, como si tus anhelos se
hiciesen aire y recorriesen la distancia en un instante. Yo te espero.
El tiempo se detiene cuando dos corazones se encuentran y comparten
fantasías. No tengo prisa, pero por favor, no dejes de buscarme. Sería
muy triste saber que te detuviste, agotada, y tus labios olvidaron el
significado de mi nombre. Nunca te des por vencida, mi amor vale una
vida caminando, y cuando lo encuentres sabrás que mereció la pena cada
uno de los pasos que diste para traerme tu sonrisa.
José Francisco Aguilera López
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