ROCÍO CERÓN. AMÉRICA



Rocío Cerón. Poeta mexicana cuya obra dialoga con otros lenguajes artísticos en una apuesta de poesía, acción, video y música creando espacios de transcreación. Su más reciente libro es Diorama (Amargord Ediciones, España, 2013). Obra suya ha sido traducida al inglés, francés, finés, sueco y alemán. Sus acciones poéticas se han presentado en los Institutos Cervantes de Berlín, Londres y Estocolmo, Centro Pompidou, París, Francia; Cabaret Voltaire, Tübingen, Alemania, entre otros. Representó a México en el Poetry Parnassus, el mayor festival de poesía realizado en el Reino Unido, en 2012. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Para leer/ver/escuchar obra de la autora visite: rocioceron.com



América



Se llamaban Krusevac, ahora Cruz. Los edificios transpiraban. Era una isla o un monte cubierto por chozas. Cosa de hombres. Las mujeres guardaban papas, construían el mundo. Cosa de tiento insulso, se pensaba. Paisajes de tonada suave con acordeón de fondo. Astucia. Proa que acumula sal. Toma mi brazo, corta el ligamento: necesito dejar el gusto por el ajvar. Callaron las aves a su paso. Remo. En el fondo, los peces intuían. Algunos fosos guardan familias enteras. Pero ellas son salvas. Todas las lenguas de Europa desaparecieron. Tierra. El dulce de manzana no trae olor a clavo. Cada letra deletrea una estancia. Estas mujeres son mis madres. Desde ese día −América− la piel de mis mejillas es llanura.




Todo exacto, piedra sobre piedra, bajo el estupor. Tengo adherida a la piel −planta del pie−, un nombre preciso, una esquirla dentada (aguijón o filo o tenso nudo), cristal a la uretra. Guardo una voz que es sombra, carta y anunciación: América se hunde. Hay una montaña o casa frente al mar que esconde un secreto. Manto, el desierto es manto. Se escucha una bestia colmada de fraguas: negros y blancos inventando heredad. Tengo en las manos un país del que he sido arrojada. Cinco millones de emigrantes caben en la cuenca de una sangre común. América es una madre que mata.

Herrumbre. Contener el puño. La gravedad de las últimas hojas y la nieve. Escucha el resoplido insular. Tan lejos y cercano. El mar brilla para todos pero cerca del carbón sólo resta el miedo. Defendernos de. Acentos sonoros recuerdan a Siberia. Crudo, el frío. Pero en Siberia nunca llega el otoño. Aquí −casi temblando− hay que ir codo con codo. Aquel jardín o muro o tierra nueva. Hacer la América. Herrumbre: desde Portobelo y hasta la Patagonia. Acero sin distinciones. A ojo se hace el tiento. El polvo ensombrece las extensiones de tierra. Lentitud entre los pasajeros: pegar el oído al subte, algo se inflama. Algo ya marca el cuerpo.




América es un desierto sonoro. Cazuela de ave levanta muertos, ají de gallina abre sosiego o trucha arcoíris empina rubias. Oscuras nubes modulan temperamentos de valle y bufeo. Crujido de lastras de Machu Picchu. −Oscuro oficio éste de ser santa. Yo tenía una tierra, me despojaron de ella, ahora hay un parque de diversiones: juegos replican la muerte y son la muerte. Algo en la vereda (zanjita, zanja devuélveme el tino, la cara cierta de mi tierra) es sepultura y nacencia. Aguachile que bulle en la quijada. Cacao herido que trae consigo tintineos de piedra. Cárcamo de agua de Tláloc, chacras marítimas de Manantiales. Cabo Polonio en mi memoria. Y la fuente que no deja de abastecer el mate seco, verdoso, que enjuaga la voz de la abuela.



Dijeron que era hija del golpe, de los barrios donde los sones son lentos y carraspean las voces y los toneles de aguardiente se empujan sin trozo de pan; dijeron que era hija del desprecio, de esclavas, de amargas noches de cama entre soldados y cuerpos cobrizos; dijeron que era una mártir –estaban, están equivocados−, luego le dieron algo de espejos y algo de carne de cerdo, algo de nuevos nombres y nuevos apellidos; le enseñaron el uso de la rueda (ya conocía el cero); casi la mata la fiebre. Y de cada golpe ha salido más fuerte. Como el poema, América es una dura cicatriz en el cuerpo.




La Hispaniola. Como si fuera la primera tierra. Que es. Y en ese recuerdo cupieran ya todas las noches de América. Rastro. El ron mantiene a los hombres embrutecidos, me digo. Mi abuela reza con el vaso de vodka junto, orar es mentirse a uno mismo, me dice, pero conforta el alma. Como el destilado de oro falso. Nacimiento. Como cadalso al que se entrega uno con la boca abierta, deseosa de alimento naufrago. Montar la oveja, me digo. Ahora los tenis Ducati, el floro que trae de gracia una hembra ke buena, las cadenas de oro al cuello, la camisa fina, la marca atrapando al cuerpo, gritando proveniencia. América se hunde, y nadie se ha dado cuenta. La otra América le ha chupado el seso.





Dame un tostado. Una jerga que mantenga las cuerdas vocales de mi lengua. Quiero un trapecio. Flotar en él. Quiero la astucia que da la cafeína. Sumergirse en. La otra tierra. Galones enteros. Miles de litros de sangre. Quiénes eran y quiénes son. Todos situados sobre una cuerda. Precipicio. Desde las ruinas de la lengua una tesitura arrogante. Hay una franja de tierra sin nombre. En el fondo de la taza, me dice una gitana en el Parque Forestal, hay una imagen: hombre que aún recuerda a su hija. Detente, la otra tierra y ese perfil masculino que apenas resulta de las sombras. Serbia era cobijo −Atlántico− hoy es un lago. Idea del lago.




De la tumba una flor. Plástico decolorado, tierra. Grobnica-París. De Europa sembradío nucas cisternas donde guardar vestigios. Neblina y carbón. Heno y draga, flotantes. Antes del roce sargazos, reflujo luminoso de rostros. Toda la familia astillada. Óleo de museo. Cementerio y nicho para ahondar en el nervio. Cauce púrpura, plantación de cuerpos en otros cuerpos. Cauterio. Atravesar el bosque: mucha fe en los labios. Ni el uniforme salva. Allá, en el Golfo de México, secretan zumbantes las aves. Caverna o cardo. Mar gasa, llave al pliegue. La superficie del agua recuerda a los muertos. −Desvanecerse, entre las arrugas de cada pliegue de la madre. Contenga el aire. Pulmón. Respire profundo. ¿Siente dolor? ¿Siente aquí, sí justo aquí? Es el miedo atrapado. Es América atada en cada corva. Astilla, flor recogida en Kalemegdan. Y en cada esquina la imagen de un jardín hecho de voces.


Los platos vacíos. En el fondo, el campo de gravedad es el tono. El azul. No azul sino provincia y rastro, donde hemos dejado −Eleonora flotante a la mirada. Cielo. La mirada hace la patria. Su país se le ensancha se le gesta se le encima. América no es orquídea ni animal o pariente. Tersa era la voz de la abuela. América deambula entre franjas. Acarrea agua sucia. Retoña entre la mierda. América madre. América padre. Ofrenda algo. Ofrenda algo de cuerpo a la Pachamama. Entra a esta tierra y hazte un orificio en la lengua. Forma y pasaje en el sermón de las piedras. Nudo ciego entre ríos. Cordillera. Tu piel −Atacama & Sonora, es concentración, vueltas en círculo, cartografía y nudos. Siglo.
















ACERCANDO ORILLAS. ANTONIO DUQUE LARA

ACERCANDO ORILLAS Antonio Duque Lara



La antología “Más allá del sur” es una gran antología poética, en la que cada poeta ha aportado lo mejor o por lo menos lo que creía oportuno en el momento actual.
Todos los poemas son grandes, pero inevitablemente, unos llegan al alma más que otros. Llegan al alma o te la despiertan, por lo que dicen; no son palabras del poeta, sino sangre de tu sangre, dormida durante tiempo hasta que ha venido el poema a burbujear de nuevo en su esencia.
“La otra orilla”, página 132. Poema de María Ángeles Lonardi. Un poema dedicado a la emigración. María Ángeles es argentina y lleva ya tiempo en España, en Almería.
No voy a preguntar por qué la autora emigró. En última instancia, intentaré deducirlo del propio poema y especialmente me lo aplicaré a mi mismo, porque al fin y a la postre, yo también soy emigrante.
En una entrevista que me realizó Fernando Hiriart Tirone, escritor y periodista argentino asentado en Japón, para una televisión que transmite por internet, yo le decía que si se identificaba al emigrante con la persona que trabaja en la fábrica, de origen iberoamericano, nunca me ha gustado la palabra latino.
Nunca me había considerado emigrante. Eran miles y miles los que había en los años 1980-90 en Japón. Pero, bien pensado, yo también soy un emigrante.
Se es emigrante por muchas razones. Una de ellas, quizás la más dramática, es la que está ocurriendo en oriente medio, desde Siria hacia Europa, o desde África hacia Europa.
Huir de la guerra, de una muerte segura buscando un poco de tranquilidad, una nueva vida!
Otra puede ser esa expulsión que hace ese ente abstracto llamado Patria que, como dice Luis Cernuda: “Te chupa el sudor, la sangre, el semen, para condenarte al destierro y al olvido”. Salir a buscar mejores horizontes porque tu patria no te da de comer. Ese fue mi caso. “Jóvenes de los 2000, ustedes no son los únicos”.
Afortunadamente, nunca he creído en Jauja, ni que en ningún lugar aten los perros con longaniza.
Desde el principio me acogieron en una escuela para dar clases de español y cultura. Pero hubo que responder. A partir de ahí unos y otros debieron ver que lo hacía bien y me fueron llamando para dar clases en universidades.
Hubo que luchar a brazo partido y demostrar la valía. En Japón las universidades contratan al profesor japonés para enseñar gramática, al profesor nativo para la conversación. Siempre he sido un comodín. Puedo hacer ambos trabajos. Y tiene tela marinera explicar gramática española en japonés.
Así, como el que no quiere la cosa han pasado 35 años. La mayoría de los alumnos no habían nacido aún cuando empecé.
Curiosidad, a veces los más jóvenes me consultan si alguna frase en japonés es correcta o no.
¿Por qué salí de España? Arriba hablaba de la cuestión de la emigración económica. Siendo cierto descubrí que en lo más profundo del alma había algo más: La misión de divulgar una cultura que merece la pena. Gracias a los cientos y cientos de hispano hablantes en este país, en todo este tiempo, ha cambiado mucho la imagen negativa que había sobre el mundo hispano. No es tan vago como muchas veces pensaban los nipones, ni los japoneses son tan trabajadores y serios como se pintan. Ha habido que luchar con prejuicios, a veces algo más duro que las horas de trabajo o de desplazamiento.



Como dice Mariángeles en su poema:
Más allá de la otra orilla me he dejado mis mejores sueños”. En última instancia yo diría que me traje mis sueños y esta tierra me ha permitido realizar algunos.
Más allá del horizonte, donde se desvanecen las fronteras, me he dejado la nostalgia, también la melancolía”.
En Japón, el japonés habla siempre de “natsukashi”, de algo que se fue, que recuerda tiempos mejores y, sin querer tal vez, han querido insuflar en mi la nostalgia, la melancolía. Afortunadamente casi nunca lo he sentido. La nostalgia y la melancolía son enfermedades del alma que conectan con el suicidio. Tal vez por eso en Japón se llevan más de 20 años seguidos con más de 30 mil suicidios anuales. En última instancia el vino simbólico, el vino, la vida, su raiz, ha venido clavada en el alma y ha echado raices aquí. Todo lo bueno o menos bueno se lleva dentro del alma. Lo material, ahora, a pesar de las distancias, es más fácil obtenerlo. No tener deseos especiales es una ventaja.
... y he venido a dejarme la piel, a luchar contigo en cada intento...”
Dejarse la piel, en algunos momentos casi literal. Hoy, en las circunstancias actuales, los martes salgo de casa a las 7 de la mañana y vuelvo a las 11de la noche. Hay que ir al quinto pino a trabajar. Las distancias roban más tiempo y fuerzas que el propio trabajo.
.... a luchar contigo en cada intento....” ¿Qué significa luchar contigo? ¿Luchar junto a tí? ¿Entonces la protagonista del poema habla de un amor junto al que se lucha por la vida? Al principio, para mí ni eso. Lo que hizo que la lucha interior fuera aún más difícil. Incomunicación por incomprensión del idioma, por la lucha contra los tópicos. Los primeros poemas de mi estancia aquí revelan soledad y dolor.
Porque me han golpeado a ambos lados del destino y sin tiempo para caer de rodillas y llorar lo perdido usando muy bien lo que he aprendido ayer estoy construyendo despacio, a este lado del mundo, como el hornero, mi nuevo nido”
Sin rebajar el valor de la opinión de los que nunca han emigrado, tal vez estos versos sólo los migrantes puedan entenderlos, desde la raíz del tiempo y de la sangre.
Aunque se sea bien recibido, adaptar una planta a una tierra diferente no es nada fácil. Hay que saber mantenerse frente a si mismo y frente al mundo, que la savia de la nueva tierra te invada pero que no elimine la savia esencial. Si se consigue la persona logra ser doblemente sabia, más grande en los límites del cuerpo.
Yo no me puse límite de tiempo, pero siempre he tenido claro que las circunstancias sociales pueden cambiar y lo que hoy es blanco, mañana puede ser negro y estar de patitas en la calle. Hoy en día puedo decir que tengo dos troncos afirmados en las dos orillas, el emigrante siempre habla de las dos orillas. Mi primer libro de poemas se titulaba 44 poemas desde la otra orilla, como subtítulo en japonés Poemas sin fronteras, pero en ambas orillas soy ajeno, así que, la afirmación definitiva no es la tierra, ni el lugar de nacimiento, la patria es el yo esencial.
Si ese yo es de casta dará buenos resultados, si no, acabará derrumbándose como un castillo de arena.
Gracias Mª Ángeles por recordarme tan hermosamente lo que ha sido más de media vida. Somos de la raza que supera las fronteras para integrarnos en la corriente del universo. Somos de la raza que proclamaba Juan Ramón Jiménez: Andaluces-Hispanos de tres mundos, todo rematado en ese hermoso final del Himno de Andalucía:

Por Andalucía libre, España y la Humanidad.

Antonio Duque Lara,
Primavera de 2017.
Kokubunji,
Tokyo, Japón




PERFIL: ANTONIO DUQUE LARA
Lugar de nacimiento: Córdoba, España. (25 septiembre 1956)
Estudios:
Junio 1976: Graduado en Filosofía y Letras, Universidad de Córdoba.
Junio 1979: Licenciado en Filosofía y Letras, Sección Lingüística Románica
por la Universidad de Granada.
EN JAPÓN:
Enero 1982, llegada a Japón.
Febrero 1982-1984 estudios de japonés en Sendagaya Japanese Institute.
Febrero 1982 : Profesor de español y francés en Tozai Bunka Centre, hasta el
día de hoy.
Abril 1986-2010 Profesor de español en Universidad Municipal de Yokohama.
Abril 1987-2005 Profesor de español en Universidad Nacional de Fukushima.
Abril 1998---- Profesor de español en U. Economía de Tokyo. TKU.
Abril 2000---- Profesor de español en Escuela Idiomas de Keiogijuku.
Abril 2006--- Profesor de español en Keiogijuku Universidad.
Publicaciones: Ediciones privadas de libros de poemas: 44 poemas desde la otra orilla,
Palabritas de Amor, Poemillas y variantes, Serie: Fotopoemas.
Publicaciones variadas en revistas, periodicos, revistas universidad, internet .
Traducciones publicadas: Satoru Oshima.- Cristóbal, déjame que te cuente, serie Cartas de España y otros.
Traducciones no publicadas: Miyazawa Kenji:- Tren Nocturno de la Vía Láctea.

Tanizaki Junichiro: Elogio de la sombra etc.

POEMAS PARA LEER A DESHORAS. MARIA ÁNGELES LONARDI


Texto de la Presentación del libro “Poemas para leer a deshoras” leído por la autora, María Dolores García de Madariaga el 7 de junio de 2017 en la Biblioteca Francisco Villaespesa de Almería en el acto organizado por el Centro Andaluz de las Letras, con la presencia en la mesa de Don Alfredo Valdivia, Delegado de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía.

Buenas tardes y bienvenidos a la presentación del poemario de Mª Ángeles Lonardi, titulado: “Poemas para leer a deshoras”.

Quiero darle las gracias a la autora por invitarme a presentar su libro. Muy gustosa acepté su invitación y he de decir que he disfrutado mucho leyendo estos bellos y sentidos poemas que a continuación voy a comentar.

Presentar un libro es entrar a formar parte de un trabajo poético de un poeta y ahondar en sus meandros para hacerlo propio, hasta encontrar la luz, dándole la interpretación y el calado que propone la temática para luego darlo a conocer y hacer que los futuros lectores se entusiasmen y se animen a leerlo y se interesen por él.

El poemario consta de las siguientes partes: Una Introducción firmada por el poeta, narrador y editor español, académico con la Letra Z de la Academia de Buenas Letras de Granada Don Pedro Enríquez, denominada “Palabras”. El conjunto de poemas que constituyen la obra y que se divide en siete partes denominadas: 1.-Variaciones sobre lo cotidiano. 2.-Cosas vistas desde otra perspectiva. 3.-De aquí, de allá,…4.-Cotidianeidades. 5.-De mujeres de este siglo. 6.-De hoy en día y 7.-De filosofía y de la vida., y por último finaliza el poemario con un epílogo de la poeta, escritora y crítica literaria Doña Pilar Quirosa-Cheyrouze denominado “Fugacidad del tiempo”.


Además, en la contraportada, podemos leer unas palabras finales que, con gran maestría, ha logrado concentrar la temática y el mensaje del libro, el Profesor de Lengua y Literatura en activo Francisco Vargas Fernández.

Pero vamos a entrar en el libro. Cada una de las partes están constituidas por diferente número de poemas, siguiendo el libre albedrío. La primera consta de siete, la segunda de doce, la tercera de nueve, sin embargo, la cuarta consta de veinte más una parte de reflexiones. Suman un total de 88 poemas y esto hace referencia a las 88 teclas del piano, al número 8 por decisión de la autora y al símbolo de infinito.

Algunos poemas van precedidos de una cita de escritores de reconocido prestigio que, casi con seguridad, ha sido el motivo de inspiración para crear el poema. Quizás un homenaje de la autora a quienes representan sus referentes en las letras.

Así el poema “Secuencia” que pertenece a la cuarta parte, va precedido de la siguiente cita:

La casa en la mañana con la verdad revuelta de sábanas, el origen del día.” (Pablo Neruda, Cien sonetos de amor).

El poema “Plantas que hablan”, también de la cuarta parte, lo precede la siguiente cita de Charles Baudelaire:

¡Feliz quien vuela sobre el mundo y sin esfuerzo comprende el lenguaje de las flores y la mudez de las cosas! (de la obra Elevación).

Así sucede con otros muchos poemas, aunque no todos aparecen con citas.

Las claves de la obra poética de Mª Ángeles son dos: en primer lugar, sus experiencias de vida, sus vivencias personales, recuerdos de su infancia y adolescencia, traspasados por su amor a la naturaleza. Es una poesía auténtica, sincera, que como decía Pedro Salinas “la autenticidad es una cualidad fundamental de la poesía junto con la belleza”, y como decíamos, su amor por la naturaleza está muy presente en toda su obra, proveniente quizás de la Pachamama, que nombra en uno de sus poemas, esa deidad andina que fertiliza la tierra y da fecundidad. Es una deidad protectora que no se encuentra en un lugar concreto, pero que está presente en toda la naturaleza, fundamentalmente en los ríos, en las vertientes y que constantemente se dialoga con ella, tal y como lo hace la autora en sus poemas, así dialoga con el sol, con la lluvia, con la luz, con las flores etc. Ella misma me confirmó, en una conversación informal, esta influencia de la Pachamama, de la Madre Tierra, tal vez porque vivió en Argentina hasta los 32 años.

En segundo lugar, la relación y significado de los objetos que a lo largo de su vida han convivido con ella, son parte de su vida y también dialoga con ellos, así en los poemas “La casa”, “La máquina de coser”, “Escaleras”, etc. Los objetos nos determinan como personas, nos definen como tal, nos dice la autora.

Existen abundantes símbolos como la escalera, que según nuestro parecer significa la vida, así dice la autora: “Subo y bajo, bajo y subo”, “peldaño/pie-pie/peldaño”, es decir vivo.

La ventana simboliza la apertura, la libertad. La puerta obtiene doble significado, si está abierta es apertura, libertad y si se cierra se concluye un ciclo donde ya no hay posibilidad de continuar.

La temática es diversa, nos encontramos desde el tema de la niñez, los momentos vividos, la nostalgia, pasando por un presente momentáneo lleno de cotidianeidad, tal como enfrentarse a los problemas de cada día, a veces la falta de dinero para terminar el mes, la preocupación por los hijos, el amor, el cual unas veces es correspondido y otras no, y no podía faltar, como tema actual, el maltrato a las mujeres, la soledad o los recortes.

Temática variada, como la misma vida, cantada a través de unos versos sentidos y llenos de musicalidad, conseguida ésta por la utilización de diferentes recursos estilísticos como: la anáfora, el paralelismo, la enumeración, la comparación, el encabalgamiento y la metáfora, fundamentalmente; más adelante ejemplificaremos estos recursos.

Según la autora, su poesía tiende al conceptismo y así lo observamos, pero también es cierto que, aún sin querer, utiliza recursos estilísticos para embellecerla. Sabe darle a cada poema la carga necesaria de lirismo.

Desde la lectura del primer poema nos llama la atención su tema y su lenguaje. Se titula “De todos los días”. El lenguaje es sencillo, claro, directo, destacaremos tres fragmentos de dicho poema: el inicio, el intermedio y el final.

A nuestro parecer se trata de una definición de sí misma, y dice así:

A veces me siento hormiga
y ciertas actitudes me empequeñecen.
Otras veces me significo tanto
que hasta puedo abrumarme con mi sombra.
Y me temo.

A veces me escondo, piel adentro
y soy indescifrable, visceral, compleja

Otras veces me desbordo,
lo invado todo, sin contenciones,
sin represión soportable,
sin red, sin dejarme enredar
por la madeja. Y me desconozco.

El intermedio que vamos a leer a continuación nos recuerda a Rubén Darío, sobre todo los últimos versos del poema “Lo fatal” de dicho autor que dicen: “¡Y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos…!”.

Mª Ángeles lo expresa así:
No sé dónde voy, pero sé quién soy
y sé lo que no soy ni seré.
Sé de donde vengo
y sé de mí, como tú de ti mismo.

Este tema se repite en el poema Escaleras, cuando dice:

Y te preguntas de pronto
¿Qué hago?
¿subo o bajo?
¿voy o vengo?
¿entro o salgo?

La poeta se interroga qué hace, adónde va y con esas interrogaciones retóricas nos hace preguntarnos a nosotros mismos y yo ¿qué hago? ¿subo o bajo?. Los pensamientos individuales se convierten en universales.

Y siguiendo con el poema primero, me llamó la atención sobremanera el siguiente fragmento:

Hay momentos, que quiero sean eternos
si vibro de emoción con el instante,
si tiemblo de amor
ante el amor imperturbable
si me hierve la sangre
si me siento viva, piel adentro
hasta la extenuación de los huesos.”

Sin embargo, la vida no siempre es agradable, no siempre nos sonríe y sigue diciendo:
A menudo la vida se me atraganta
cuando creo que nadie oye,
cuando creo que he perdido la batalla,
cuando creo que soy una hormiga
y empequeñezco.”

Finaliza el poema de forma rotunda y todo desaparece, se esfuma, cuando surge el amor:
A veces te miro y se me pasa todo…”.

Como recursos, observamos que utiliza el paralelismo, tanto en el primer fragmento como en el segundo, ello produce musicalidad, ya que repite la misma estructura sintáctica. El poema finaliza con una Reticencia, es decir, con tres puntos suspensivos con la finalidad de que el lector pueda añadir sentimientos, emociones, ante el profundo sentimiento del Amor
-ese te miro y se me pasa todo…

La libertad es muy necesaria para la poeta, es vital! lo expresa en el poema: “Para hacer al menos una vez en la vida”; es una declaración de intenciones:

A veces es necesario abrir las ventanas
y que cambie el aire.
A veces es bueno sacudir las sábanas,
enérgicamente, liberándolo todo.
A veces es necesario cerrar de una vez
esa puerta para siempre.
Otras veces es preciso abrir las puertas
para encontrar la salida
…….
A veces es necesario salir al campo
y descalzo pisar la hierba fresca.
Mirar al cielo y no marearse
pedir un deseo con cada estrella fugaz
que veas en la noche cerrada.”

Nuevamente nos encontramos con el paralelismo y también con la enumeración, recursos que, como venimos diciendo, producen musicalidad y belleza.

El afán de superación es otro de los temas fundamentales en este poemario, aparece, por ejemplo en el poema “Lucha”
Nos hemos hecho más valientes
para superar el cáncer
para superar la enfermedad,…la muerte que acecha
y batallamos cada día contra viento y marea.
Nos levantamos cada mañana
y nos damos ánimo para la lucha.”

Aquí la autora nos deja entrever que es una persona vitalista, ama la vida, siente correr la vida por sus venas, así en el poema “Cosas para dejar de hacer canto antes”, expresa:

Dejar de perder el tiempo poniendo y quitando cojines
andarán por ahí, a partir de mañana, a su libre albedrío.
Dejar de tender la cama si de todos modos
volveré a destenderla antes de la madrugada…”

Y sigue con consejos positivos como
Dejar de planificar, ¡Vive la vida! ¡Arriésgate! ¡Suelta amarras! ¡Deja de vivir encorsetada ya! ¡Quítate las botas!.
Deja de cuestionarte, torturarte, reprimirte, condenarte o someterte,
¡Carpe diem!.”

Más claramente no nos puede expresar su deseo de libertad, de disfrutar la vida. Al igual que en el Renacimiento, Mª Ángeles nos aconseja que disfrutemos del día, de la vida, de todo lo bueno y lo bello que conlleva vivir, olvidándonos de todo lo que nos preocupa y, sobre todo, del paso del tiempo que todo lo destruye y lo agosta.

Los recuerdos y, sobre todo, el recuerdo del amor le hace volver a la realidad y le da fuerza para seguir viviendo, como expresa en el poema “Volver a empezar”, leeremos un pequeño fragmento:

Pero de pronto, un respiro hondo
me trae el recuerdo
de tu sonrisa y así,
todo vuelve a empezar.”

Señalaremos la utilización del encabalgamiento, figura de gran fuerza expresiva, ya que el periodo sintáctico no termina con la pausa versal, sino que continúa al verso siguiente:
Me trae el recuerdo /de tu sonrisa y así,”

Dicho recurso da fuerza expresiva, intensidad emocional, ya que estamos deseando leer el verso siguiente para saber lo que le trae el recuerdo: la sonrisa.
De la segunda parte del poemario titulado “Cosas vistas desde otra perspectiva” comentaremos que los títulos de los poemas son efectivamente de objetos cotidianos: la ventana, el techo, la puerta, la casa, máquina de coser, pies, manos, espejo, etc. Objetos, cosas que no son sólo cosas.

Comentaremos el poema “La casa”, poema sentido, vivo reflejo de una experiencia vivida intensamente:

He vuelto a pasar por delante de ti,
a detenerme frente a tu fachada,
a mirarte, a observarte a fondo…
¡Qué abandono! ¡Qué tristeza!
Que conste que yo no quise dejarte.
Que conste que no te abandoné
ellos me obligaron a marcharme
a dejarte vacía de cariño, a huir;
a cerrar la puerta con llave
………….
Sin embargo, en mis recuerdos,
en mi día a día,
no puedo negarme y sin querer
una y otra vez,
vuelvo otra vez a habitarte.”

Recuerdos que marcan la vida, recuerdos que duele recordar, pero que fueron experiencias duras de la vida, como muchos otros recuerdos.

Mari Ángeles dialoga con la casa, personifica los objetos. Le dice:
Que conste que yo no quise dejarte
que conste que yo no te abandoné.”
Observamos que utiliza en estos dos versos el paralelismo.

En este caso, la casa no responde, muda, no sabe qué contestar aunque está sola, deshabitada, sin cariño; la casa ha quedado sin palabras.
Además del paralelismo citado, otro recurso que utiliza es la Reticencia, en el tercer verso del poema -a mirarte, a observarte a fondo- y podemos añadir a tantas cosas. ..
El amor no correspondido aparece en varias ocasiones en esta parte del poemario, como en los poemas “Techo” y “Teléfono”:

El alma serena y los ojos
otra vez miran al techo.
Ojos cansados de buscarte
y no encontrarte, amor.”

En el poema “Teléfono”:

Se estiran las horas y se acumulan
mis miedos a golpes con la angustia
y me desespera tu silencio…
Por eso he decidido
dar de baja el número fijo.”

Los objetos toman vida, sienten, dialogan, parecen seres vivos que nos acompañan a lo largo de la vida, así el poema “Sillón”, que es el que da fin a esta segunda parte dice:

Que imperturbable aguardas mi regreso
viejo sillón del salón, que solitario me esperas
y que te estresas, tontamente, cada vez que me alejo…”

La tercera parte la constituyen poemas de carácter diverso, citaremos algunos títulos: “En el campo”, “Calle”, “Delante del cajero”, “Dentista”, “Farmacia”, “Playas”, etc.

Estoy de acuerdo con el Profesor de Español en Japón, Antonio Duque Lara, que nos dice que a pesar de la sencillez expresiva y de la temática de la cotidianeidad, los poemas son poemas trampa, tras su lectura se esconde una profundidad intangible.

Exactamente el profesor dice lo siguiente: “Ya desde el índice, el libro de María Ángeles suena, desprende cotidianeidad, suena a cosas sin importancia, que no merece la pena ser leídas de urgencia…, pero conforme se va desarrollando la lectura se percibe que eso es una trampa es un juego para buscar la benevolencia del lector y que no aparezcan altas pretensiones”.

Efectivamente, si realizamos solamente una primera lectura no sentimos la hondura y la trascendencia de los poemas, es necesario leerlos por segunda vez y pararnos para comprender qué nos quiere transmitir la autora. ¿Es sólo cotidianeidad o algo más trascendental y profundo? Sí, lo es, ya que cada momento vivido tiene suma importancia, así lo expresa al final de su poemario.

Por otro lado, los poemas son polisémicos, es decir, no solo tienen un sentido o significado, sino que tienen varios, como observamos en el poema “Farmacia”:
Medicinas, medicamentos,
remedios caseros y de los otros…
Gasas, esparadrapos, apósitos, vendas, tiritas,
algodón, alcohol, pastillas.
……………
Pensar que hay gente
que todos los días
va de paseo a la farmacia
y se instala cómodamente,
como en el salón de su casa
o como en la tienda, el banco
o la carnicería.

Es que los psicólogos
cobran muy caras
las visitas.”
Nos preguntamos tras la lectura del poema qué finalidad pretende Mª Ángeles en este sencillo poema. Bajo nuestro punto de vista la finalidad es doble, polisémica, por un lado, la farmacia es un sitio de encuentro, de reunión amistosa, de pasar el tiempo o, por el contrario, esas personas con problemas que necesitarían ir al psicólogo, debido a los problemas que conlleva la vida, desean contarle sus apuros a los vecinos, a los amigos, que cada tarde se reúnen en la farmacia.

En esta tercera parte, al igual que en la cuarta, aparecen temas referentes a la naturaleza que están muy presente en la poesía de Mª Ángeles Lonardi, así nos lo muestra el poema “En el campo”

Deshojar margaritas, capturar amapolas,
recoger flores silvestres,
…………..
Respirar aire puro.
Oxigenar los pulmones,
saturarte de naturaleza
y gritar al viento
cuatro versos mal dichos.
Estar a gusto contigo misma
bajo el sol que calienta el camino.”

Naturaleza, disfrute de todo lo que en esos momentos nos rodea, eso es para la autora felicidad, así finaliza el poema:
Recorrer el campo
siempre es una fiesta.”

La parte denominada “De mujeres de este siglo” nos sorprende por la brevedad de algunos de sus poemas y, a su vez, que a diferencia de los otros apartados, en éste ningún poema lleva título; he preguntado a la autora el porqué y me ha respondido que no quería “encasillar a las mujeres”, que solo quería dar a conocer los problemas que hoy día sufren, especialmente el maltrato, resaltar sus características o ensalzarlas pero no encasillarlas, ni limitarlas con un rótulo o un título.

Me llama la atención sobremanera el poema nº 9, que yo, quizás indebidamente lo he titulado “Mujer de campo”. Es bellísimo, y enlaza con el tema del amor a la tierra y, por tanto, alude a la Pachamama. Es posible que la autora haya querido hacer un homenaje a la mujer argentina, andina y latinoamericana, transmisora de todas esas costumbres ancestrales.

¿Has visto de cerca una mujer de campo?
¿Sabes a qué huelen sus manos?
Huelen a pan recién horneado
a tierra mojada, a mesa tendida
a calor de hogar, a caricia dispuesta…
¿Y sabes en qué detienen su mirada?
En el verdor de la madre tierra,
en las flores silvestres
en el celeste del cielo límpido
en el borboteo del agua de la fuente
………………..
Ella sabe de la naturaleza
con toda esa sabiduría
que le regala la Pachamama.”

Belleza expresiva, realidad de costumbres y valores de la mujer argentina, es uno de los poemas que pasarán a la posteridad.
El tono en general es de esperanza, alentador, con un mensaje positivo. Tiene riqueza de imágenes y utiliza muy bien los recursos literarios y lingüísticos. Gran dominio de la polisémica y del lenguaje en su totalidad.

Dos poemas me gustaría comentar para finalizar mi exposición: “Instante” y “Al final del camino”, con este último finaliza el poemario.
Instante”
Estoy dentro, atrapada en su blancura,
y descubro que no hay nada cerca
para volcar lo mejor de mí,
para escribir ese poema
que te sale una vez en la vida,
como una exhalación abriéndose camino
con toda esa carga de sinceridad,
de grito y transgresión reprimida,
de interior, de abismo, de latido
perfumado de naturaleza
y abandono.
Y como una tonta intento retenerlo.”

En este bellísimo poema, Mª Ángeles nos transmite el misterio y la magia del instante de la creación poética. Los que nos sentimos poetas hemos experimentado esta excepcional situación, palabras que quieren salir atropelladamente y quedar impresas para siempre en un papel en blanco, que en ese momento no encontramos. Momentos de vuelos de palomas, de palabras que suenan y resuenan en nuestro ser más profundo y que vuelan como libres mariposas en nuestra mente, las cogemos al vuelo o, a veces, se escapan para siempre.

Del poema “Al final del camino” sólo señalaremos sus ocho últimos versos porque es una petición de la autora expresada mediante una llamativa metáfora:

Yo, sólo puedo pedirte:
no dejes sin certeza
la heredad de pájaro
que nos habita,
no dejes que se apague esa mirada
espejo de la luna…
No dejes sin posibilidad de ser
la última palabra de la noche.”

Cada uno de nosotros estamos identificados en el poema con la palabra pájaro, símbolo de libertad y de bello canto. Nos pide que no se apague nuestra voz, ese canto que nos habita, así como que irradiemos la luz de nuestra mirada, espejo de la luna, y que digamos la palabra oportuna, acertada y sincera antes de que llegue la noche…Y ¿qué más se puede pedir?
Gracias, Mª Ángeles, por esta invitación. He procurado agradarte y darles a los demás mis más profundos sentimientos y emociones, lo mismo que has hecho tú con la publicación de este magnífico poemario.

Por último, quisiera deciros que he pasado muchas horas leyendo y releyendo este libro, he sido feliz, he aprendido a darle valor a las cosas cotidianas y he empezado a mirar la vida con otros ojos, con otra mirada, como la de mi amiga Mª Ángeles.

He aprendido también una forma nueva de expresar los sentimientos a trasvés de la Naturaleza y con un estilo sencillo y natural, con esa forma personal y única que tiene la autora, un estilo propio, definido, sencillo, pero lleno de vida y de profundidad.
Se trata de una obra madura que sublima la atemporalidad y la universalidad por sobre la simpleza, lo cotidiano, lo nostálgico o melancólico. Un libro no muy común, que refresca la voz latinoamericana, diría imprescindible en el panorama poético español.
Mi más sincera enhorabuena, sigue escribiendo, no silencies la voz que te habita. Te deseo toda clase de éxitos.
Y a vosotros, potenciales lectores, les animo a que hagan suyos estos poemas que generan magia. Este libro vale la pena. Es un libro que cambia nuestra percepción del mundo, te permite ver el otro lado de las cosas, cosas que no son solo objetos, pensamientos que no son solo eso, experiencias que no son solo vivencias…poemas que no son solo poemas para leer a deshoras, sino para leer a todas horas.

Junio de 2017
Maria Dolores García de Madariaga
Profesora de Lengua y Literatura
Jefa del Departamento de Arte y Literatura del Instituto de Estudios Almerienses


Mª DOLORES GARCÍA G. DE MADARIAGA nació en Madrid en 1949, es licenciada en Filología Románica por la Universidad de Murcia, realizó en dicha Universidad la tesina sobre “El Marqués de Molins: Vida literaria y creación poética”, dirigida por el Catedrático de Crítica Literaria D. Antonio García Berrio. Doctora en Filología Hispánica por la misma Universidad; tesis dirigida por el Catedrático de Gramática Histórica D. José Muñoz Garrigós con la calificación de sobresaliente “cum laude” por unanimidad, y que versó sobre el Andaluz Oriental.
Catedrática de Lengua y Literatura Españolas en el IES “Cardenal Cisneros” de Albox, desde 1974 a 2009.
Ha colaborado con las Universidades de Almería, Granada y Madrid como profesora del Módulo Práctico del CAP, durante varios cursos, así como en la Sede de la Universidad de Almería en Vera (Universidad de Mayores), donde ha impartido clases.
En diferentes Universidades Nacionales e Internacionales, ha realizado numerosos cursos de Lengua, Literatura y Lingüística textual.
Comunicante en varios cursos y jornadas, destacaremos: “II Jornadas Provinciales de Cultura Andaluza” (1987), Congreso celebrado en la Universidad de Almería el año 2000: “El habla andaluza ante el siglo XXI”
Miembro del IEA, donde ha pertenecido varios años a la Junta de Departamento de Arte y Literatura, ocupando la jefatura de dicho departamento desde el año 2010.
Ha presentado numerosos libros de literatura, tanto de poesía como de novela, en la Biblioteca Francisco Villaespesa de Almería, Excmo. Ayuntamiento de Albox, Colegios Mayores de Granada, etc.
Entre sus publicaciones destacamos “El habla local de Albox” editada conjuntamente por el IEA y el Excmo. Ayuntamiento de Albox, (2005). Inclusión de “La magia de un poema” en la II Antología de Poesía Española Contemporánea “Y lo demás es silencio” de Chiado-Editorial, España/América Latina, (2016), “Apuntes sobre el habla local de Albox”, dentro de las Actas del Congreso El habla andaluza ante el siglo XXI. Ha escrito artículos en diferentes revistas y diarios de ámbito nacional.